Trabajadores. Abrir la canilla/ Se confirmó la fecha del paro general
La CGT
El jueves pasado, desde la sede de Azopardo y en el marco de una reunión del consejo directivo de la CGT; Héctor Daer confirmó “al pueblo argentino, especialmente a trabajadores y trabajadoras” que la central tomará una acción sindical de 36 horas, comenzando con movilizaciones el 9 de abril a las 12 horas y un paro general el 10 de abril por 24 horas, en reclamo por paritarias libres, aumento de emergencia para adultos mayores y reactivación de obra pública, entre otros puntos. Previamente, el dirigente había afirmado en el programa de stream Gelatina que “no puede ser que los jubilados sean la variable de ajuste, que no puede ser que las tarifas aumenten por sobre los salarios”
En el centro, Octavio Arguello (camioneros) y Héctor
Daer (sanidad), dos de los tres miembros
del triunvirato de la CGT.
Adhesiones
Distintos sectores como transporte, gastronomía, estatales, bancarios, industriales, salud, puertos y construcción comenzaron a confirmar su adhesión a la medida. Por su parte, la Comisión Ejecutiva Nacional de la CTA Autónoma confirmó su participación en la marcha y su representante Cachorro Godoy consideró que hay que estar unidos “por la voluntad de construir un común para una sociedad emancipada. Y también estamos convencidos de que hay que construir unidad con otros sectores, aunque a veces tienen una actitud con la que no estamos totalmente de acuerdo".
El gobierno
Desde la conducción de la CGT confirmaron que no hay un diálogo abierto con el gobierno respecto a los reclamos que motivan la medida de fuerza. Guillermo Francos, el jefe de gabinete, opinó: "Que la CGT convoque una huelga porque las fuerzas de seguridad defienden el orden público. No lo puedo entender. Que me digan otra cosa, pero no eso porque no tiene sentido" en relación a la represión del día 12 de marzo, que dejó un saldo de 100 detenidos y al fotógrafo Pablo Grillo internado con heridas de gravedad. Además, el funcionario ironizó: "De nada sirve que nos empecemos a poner en difíciles, sacando de la galera una huelga que nadie esperaba por un hecho que es absolutamente ridículo". Nada dijo sobre las paritarias, las jubilaciones, ni el DNU que el miércoles pasado aprobó el Congreso para tomar aún más deuda con el Fondo Monetario Internacional.
Los jubilados no aflojan
Hace ya seis meses que los jubilados comenzaron a poner sobre la mesa su principal exigencia, la recomposición de los haberes previsionales, principalmente el aumento de la jubilación mínima. Desde entonces, cada miércoles se concentran en Congreso para visibilizar este reclamo, marco en el cual el 12 de marzo las fuerzas policiales desplegaron el operativo represivo más feroz desde la asunción de este gobierno. Siete días después, jubilados, algunos gremios, organizaciones sociales y políticas, volvieron a la plaza para levantar las banderas de cada miércoles, sumado el rechazo al DNU 179/25 que fue finalmente aprobado.
Debate abierto
Al parecer, el conflicto de jubilados fue caldo de cultivo para el paro general, medida que las conducciones gremiales vienen posponiendo desde hace meses, aunque en apariencia se estuvo desarrollando un debate interno al respecto. Una vez puesta la fecha, Omar Maturano, Secretario General del sindicato La Fraternidad, dijo en una entrevista radial que: “Algunas veces, nos guste o no, hay que abrir la canilla para que la presión salga. Acá hay una presión social tan grande que si nosotros cerramos todas las canillas, nos quedamos en el molde y no hacemos nada, esto va a explotar por algún lado” ; [el gobierno] “Va a tener que llegar a fin de año. Elegiremos a otro o al mismo, pero tiene que llegar y la democracia estar tranquila, en paz social, y tratar de conservarla”.-
Si el paro y la movilización ayudan a "liberar" la presión social, como dice Maturano, surge la pregunta de hacia dónde se conduce lo que esa liberación genera. Pero lo que se asume es la conducción de otros. La carencia de un programa que no sea el de sostener "en paz" la democracia formal, a costa del incesante deterioro de nuestras condiciones de vida.